Durante la temporada invernal, es común escuchar sobre fenómenos como frentes fríos y tormentas invernales, pero aunque ambos generan bajas temperaturas, no son lo mismo. Entender sus diferencias es clave para saber qué esperar y cómo prepararse ante cada situación.
Frente frío vs tormenta invernal
Un frente frío ocurre cuando una masa de aire frío y denso desplaza a una masa de aire cálido, generando cambios bruscos de temperatura, explica el Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Este fenómeno suele venir acompañado de vientos intensos, cielo nublado y lluvias moderadas o fuertes. Su duración puede variar desde unas horas hasta varios días, y en algunos casos provoca tormentas eléctricas. En términos generales, el frente frío ocasiona un descenso moderado de temperatura, suficiente para generar inestabilidad atmosférica sin llegar a condiciones extremas.
Por otro lado, una tormenta invernal es un fenómeno más severo y de mayor duración, caracterizado por frío extremo, vientos fuertes y precipitaciones de nieve, hielo o aguanieve. Las temperaturas suelen ubicarse por debajo de los cero grados, lo que incrementa riesgos como hielo en carreteras, ventiscas y limitación de visibilidad. A diferencia de un frente frío, una tormenta invernal puede persistir por varios días y generar afectaciones graves en movilidad, infraestructura y servicios básicos.
Principales diferencias entre ambos fenómenos
- Frecuencia: los frentes fríos son más comunes en invierno que las tormentas invernales.
- Duración: un frente frío dura menos; una tormenta invernal puede extenderse por días.
- Intensidad: las tormentas invernales provocan frío extremo y condiciones más peligrosas.
- Impacto: el frente frío genera cambios moderados; la tormenta invernal implica riesgos mayores.
Aunque distintos, ambos fenómenos pueden causar afectaciones en movilidad, carreteras y servicios, por lo que las autoridades recomiendan precaución.
Tormentas activan alertas en Estados Unidos
Actualmente, el sur de Estados Unidos enfrenta alertas por lluvias intensas e inundaciones repentinas, especialmente en Texas, Oklahoma, Arkansas, Missouri y Kansas, tras semanas sin precipitaciones. El Servicio Nacional de Meteorología (NWS) prevé tormentas eléctricas, granizo y acumulados de hasta 75 milímetros, situación agravada por la sequía previa que aumenta el riesgo de crecidas rápidas y daños en infraestructura.
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