En un momento que parecía rutinario, Alejandro Armenta Mier, el gobernador de Puebla se quedó literalmente sin palabras. La tensión fue tal que su esposa tuvo que salir al rescate, evitando que la situación se convirtiera en un blooper histórico. Entre risas contenidas y miradas cómplices, quedó claro que, a veces, una palabra puede ser más poderosa que cualquier discurso oficial…