Con la llegada del invierno, las temperaturas descienden de forma considerable en distintas regiones del mundo, incrementando el riesgo para diversos sectores poblacionales. Menores de edad, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas se vuelven especialmente vulnerables a padecimientos relacionados con las vías respiratorias como la gripe H3N2.
En este contexto, autoridades médicas han encendido las alertas en Reino Unido y Estados Unidos por el acelerado aumento de casos de una variante de influenza que avanza con una rapidez inusual: la gripe H3N2.
Esta variante ha mostrado un comportamiento agresivo que preocupa al sistema de salud europeo, particularmente al británico, donde el incremento reciente de contagios obliga a planear medidas de contención para evitar un repunte desproporcionado.
¿Qué es la gripe H3N2?
De acuerdo con el Centro Nacional de Información Biotecnológica (NIH), la gripe H3N2 es responsable de una de las tres pandemias de influenza más importantes del último siglo. Fue identificada por primera vez en 2010 en cerdos de Estados Unidos y presenta el gen M, también encontrado en el virus pandémico H1N1, el cual facilita la transmisión de humano a humano.
Como subtipo del virus de la influenza A, la gripe H3N2 afecta la nariz, la garganta y los pulmones, provocando síntomas más intensos que un resfriado común. Sus siglas corresponden a: H = Hemaglutinina y N = Neuraminidasa, proteínas que permiten al virus unirse y propagarse entre las células humanas.
Síntomas principales
Según Mayo Clinic, los síntomas más frecuentes incluyen: fiebre, tos seca, dolor de cabeza, dolores musculares, cansancio extremo, escalofríos, congestión nasal y dolor de garganta.
Para síntomas leves se recomienda descanso, hidratación abundante y alimentos tibios. Si aparecen señales de gravedad, dificultad para respirar, dolor en el pecho, mareos o confusión es imprescindible buscar atención médica inmediata.
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