En las calles comienza a crecer una marea que rompe con todos los códigos conocidos. Un movimiento emergente adopta nuevos símbolos, entre ellos una bandera oscura que refleja desafío, para advertirle al gobierno que su voz ya no puede ignorarse. No se alinean con ninguna ideología; no buscan izquierda ni derecha. Solo exigen que el poder de siempre responda a lo esencial: seguridad, respeto y garantías para vivir sin miedo.












