La tranquilidad de un vuelo de Delta Airlines con destino a San Diego se rompió abruptamente el pasado sábado, transformando un viaje rutinario en una escena de caos y desconcierto. Todo comenzó cuando, a mitad del trayecto entre Atlanta y San Diego, un pasajero a bordo del vuelo 731 inició un comportamiento errático que lo llevó a quitarse la ropa y gritar sin control dentro del avión.
Rodelyn Kupfersmid, una pasajera que regresaba a su hogar en San Diego, relató a NBC 7 los momentos de tensión. El hombre repetía insistentemente: “Quiero ir a casa, quiero ir a casa, quiero ver a mi familia”, llevando a Kupfersmid a sospechar que podría estar bajo la influencia de drogas o alcohol.
Ante la alteración, otros pasajeros cercanos intentaron contenerlo, hasta que los auxiliares de vuelo intervinieron.
¿Qué ocurrió tras el intento de intervención en el avión?
Después de aproximadamente 30 minutos de intentos fallidos por calmarlo y dos horas de vuelo transcurridas, el personal de cabina anunció por el altavoz una decisión inesperada: el avión sería desviado al Aeropuerto Internacional de Dallas-Fort Worth (DFW).
Un video capturó el momento en que cuatro agentes del orden subieron al avión. Con profesionalismo, esposaron al pasajero con bridas amarillas y lo escoltaron fuera del avión. Afortunadamente, el hombre no opuso resistencia y abandonó la aeronave sin incidentes mayores.
Tras una hora y media en tierra, el vuelo reanudó su camino hacia San Diego, dejando atrás una experiencia memorable para los pasajeros.
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