Juan Alberto era una persona “sana” como tú y como yo, tenía una vida normal, como tu o como yo, pero cuenta que apenas hace 3 años, se paseaba por distintos municipios de Baja California disfrutando de los placeres de los que disfruta el ser humano, uno de ellos; ¡comer!
Un buen día se encontraba en Rosarito y tuvo antojo de saborear un buen sushi (comida Japonesa) entró a un restaurante y pidió la orden
correspondiente, la degustó, y satisfecho se fue a casa. Pocos días después empezó a tener síntomas que lo desconcertaron, empezó a sentirse muy mal físicamente, sus manos dejaron de tener fuerza y comenzaron a tomar una forma extraña, los dedos se le “engarrotaron” como una forma de artritis, sus piernas que eran fuertes, que le permitían bailar, brincar, jugar con sus hijos, hacer piruetas y lo llevaban a todas partes empezaron a fallarle, ya no lo sostenían, se asustó tanto que acudió a revisión médica, ignoraba que le estaba sucediendo a su organismo, sin embargo el experto en salud le dijo que adquirió una bacteria por alimentos del mar en grave descomposición, le dijeron que requería hospitalizarse de manera urgente porque si no podría ser muy peligroso para su bienestar.
Juan Alberto no alcanzaba a comprender del todo que una comida que tanto le gustaba, le hubiese ocasionado tan terrible padecimiento, sin pensarlo inicio con búsqueda de ayuda especializada, solo que una desgracia dicen, nunca llega sola fue a principios del año 2020 cuando se detona la pandemia de covid 19 y los hospitales como bien sabemos dieron prioridad a los enfermos que estaban adquiriendo el virus, que a principio de su aparición causó pánico en personal de salud y en la población en general por lo que dice, instituciones médicas le negaron atención, sobra decir lo delicado que se puso, se quedó sin recursos económicos y para colmo de males, le sucede una desgracia aún peor ¡fallece su madre! Y se quedó solo, enfermo, sin dinero y por ende perdió el lugar donde vivía. La situación llegó a ser tan crítica que recientemente intentó quitarse la vida, pero la oportuna intervención de autoridades se lo impidió.
Hoy llegó a mi, buscando apoyo de una nota social porque desde meses atrás duerme en la calle, anda en silla de ruedas por toda la ciudad y con lágrimas en los ojos me muestra en videos quien era él antes de enfermarse. Asegura que nadie sabe lo que tiene hasta que lo ve perdido y él ¡lo perdió todo! Aún así no se rinde y vende dulces desde su discapacidad para solo poder sobrevivir.
Te invito a valorar lo que hoy tienes, a disfrutar de la vida, tu trabajo, tu carro, casa, familia y seres queridos. Te invito a quererte, cuidarte y apreciar el don de la salud.
Se despide de ti, Claudia López Hernández
Conductora y Reportera de Hechos Meridiano BC
Nos volveremos a encontrar en una columna más de #LasCosasComoSon
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