Desde su coronación como Miss Universo 2025, Fátima Bosch ha saltado de los flashes al centro del huracán mediático. Lo que debería haber sido un triunfo de celebración se transformó en polémica: muchas excompañeras no la felicitaron, algunas acusaron al certamen de falta de transparencia, y se filtraron rumores sobre supuestos conflictos de interés vinculados a negocios entre su familia y la organización del concurso.
Fátima Bosch responde a quienes la insultan
La controversia se encendió aún más cuando un exjurado —Omar Harfouch— renunció y afirmó que el proceso de selección había sido manipulado, denunciando que un grupo no oficial seleccionó a las finalistas sin que los jueces originales votaran. A eso se sumó una acusación pública contra el presidente del certamen, lo que disparó la desconfianza en redes y medios.
Pero el drama no se quedó en denuncias: tras su coronación, Fatima Bosch expuso capturas de pantalla de los mensajes de odio que había recibido. Entre los agresores, hay quienes le desearon la muerte, cuestionaron su mérito e insinuaron que “su padre compró la corona”. Frente a ello, Fátima respondió con un mensaje contundente:
“Tengo firmes mis valores y esto no me derrumba”, aseguró.
Además, la Miss Universo habló en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, destacando que “la violencia hacia las mujeres no siempre es física, también es digital”. Aseguró que ningún insulto apagará su propósito y lanzó un llamado a la sororidad: “Cuando una mujer alza la voz, alzamos la voz todas.”
El caso de Fátima Bosch trasciende lo mediático; reaviva debates sobre transparencia en concursos de belleza, influencia del poder, rivalidades internas y violencia digital contra mujeres en espacios públicos. Su triunfo —y la polémica alrededor— ya marca un antes y un después para Miss Universo 2025.
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