La ciudad fronteriza se convierte en un punto de encuentro entre culturas cada octubre y noviembre. Mientras el Halloween se celebra con disfraces y diversión, el Día de Muertos invita a la reflexión y la memoria.
Ambas fechas, tan distintas como complementarias, unen a las familias y dan forma a una identidad fronteriza donde la alegría y la nostalgia conviven en un mismo altar.












