En Australia existe un fenómeno natural que parece sacado de otro planeta: el Lago Hiller, famoso por su intenso color rosa. Lo más sorprendente es que su tonalidad se mantiene incluso cuando el agua se extrae. Durante años se creyó que era solo por la sal, pero la ciencia descubrió que microorganismos y algas microscópicas producen pigmentos rojizos. Aun así, el origen de su estabilidad cromática sigue en debate, confirmando que la naturaleza aún guarda secretos.