La localidad de Oymyakon, ubicada en la región de Yakutia, Rusia, es considerada el pueblo más frío habitado del mundo, con poco más de 2 mil habitantes que enfrentan inviernos brutales. Las temperaturas pueden descender hasta –71 °C, lo que provoca fenómenos extremos como que la saliva se congele al hablar o que los peces se congelen al salir a la superficie.