Un ataque cardíaco y las enfermedades del corazón son una de las principales causas de muerte en todo el mundo. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), muchos factores pueden aumentar ese riesgo, como presión arterial alta, colesterol elevado, tabaquismo, diabetes y antecedentes familiares de enfermedad cardíaca. Estos factores están bien documentados y ajustables mediante cambios en el estilo de vida.
Tipos de sangre con mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco
Aunque el tipo de sangre no aparece entre los factores de riesgo principales que lista la CDC, estudios científicos han mostrado que podría existir una ligera relación entre el grupo sanguíneo y el riesgo de enfermedad coronaria, que es la principal causa de ataque cardíaco. Diferentes trabajos comparativos sugieren que las personas con tipos de sangre A, B o AB presentan un riesgo algo mayor de desarrollar enfermedad cardíaca que quienes tienen sangre tipo O.
En general, investigaciones han encontrado que, en comparación con el tipo O, las personas con sangre tipo A podrían tener un riesgo alrededor de un 6 % mayor, el tipo B cerca de un 15 % más alto, y quienes tienen tipo AB alrededor de un 23 % superior de enfermedad cardiovascular. Este efecto no reemplaza pero complementa lo que se sabe de otros factores de riesgo clínicamente más relevantes.
Los mecanismos detrás de esta posible diferencia aún no están totalmente claros, pero algunos científicos sugieren que podría estar relacionado con cómo ciertas proteínas en la sangre de personas con grupos A, B o AB influyen en la coagulación o la inflamación, aspectos vinculados a la formación de coágulos y la acumulación de placa en las arterias.
A pesar de estas observaciones, los CDC siguen destacando factores modificables como presión alta, colesterol, tabaquismo, alimentación y actividad física como prioridades para prevenir ataques cardíacos y otros eventos cardiovasculares.
En otras palabras, aunque algunos tipos de sangre pueden estar asociados con un riesgo ligeramente mayor, los hábitos de vida y el control de condiciones médicas tienen un impacto mucho más fuerte en la probabilidad de sufrir un ataque cardíaco.
Por ello, especialistas recomiendan que todas las personas, independientemente de su tipo de sangre, se enfoquen en mantener un estilo de vida saludable: controlar la presión arterial y el colesterol, evitar fumar, comer bien y hacer ejercicio regularmente para reducir el riesgo de enfermedades del corazón.
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