La Niña forma parte del ciclo ENOS y se caracteriza por el enfriamiento de las aguas del Pacífico central y oriental, un proceso que modifica la circulación atmosférica y altera los patrones de lluvia, presión y viento. Sus efectos pueden ir desde precipitaciones intensas hasta sequías prolongadas, dependiendo de la región.
Existe una posibilidad que se active La Niña en los primeros meses de 2026
De acuerdo con los modelos climáticos más recientes, existe un 50–55% de probabilidad de que La Niña se desarrolle entre diciembre de 2025 y febrero de 2026. En caso de activarse, sería un episodio débil y de corta duración, con tendencia a regresar a condiciones neutrales hacia marzo o abril.
En México, sus efectos más probables serían:
- Aumento de lluvias en el sur, sureste y costa del Pacífico, incrementando riesgos de inundaciones y deslaves.
- Mayor sequía en el norte y noroeste, afectando presas, agricultura y disponibilidad de agua.
- Frentes fríos más intensos, con descensos bruscos de temperatura y heladas en zonas altas.
- Cambios en humedad y nubosidad en regiones costeras, aun fuera de temporada de ciclones.
Aunque el fenómeno sería ligero, especialistas subrayan que incluso un episodio débil puede generar impactos significativos en zonas vulnerables. Por ello, recomiendan mantenerse atento a los reportes oficiales, reforzar medidas de prevención y anticipar variaciones abruptas en el clima durante los primeros meses del año.
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