En el marco de la celebración del 215 aniversario del Grito de Independencia, surge la duda sobre cómo se involucró Baja California con este movimiento que cambió la historia de México. Aunque distante de los principales cambios insurgentes, la región tuvo su propio papel y sus desafíos que afrontar.
La participación de Baja California en la Independencia de México
El aislamiento geográfico hizo que las Californias no participaran activamente en el movimiento insurgente de 1810, sin embargo sí fueron afectadas por las consecuencias de la guerra.
La contienda provocó entre algunas cosas desabastecimiento de productos y rompió las redes de intercambio de las misiones, obligando a los californianos a negociar incluso con piratas para sobrevivir. Esto abrió la puerta a que mercantes ingleses introdujeran ideas sobre la independencia, según señala Federico Flores Pérez en su artículo Baja California y la Independencia.
Aprovechando la debilidad de la región, escuadras extranjeras realizaron ataques en los años posteriores. Según los registros, en 1818, el inglés Peter Corney y el francés Hipólito Bouchard saquearon el puerto de Monterrey.
Pero la expedición más significativa fue la chilena dirigida por Thomas Cochrane en 1822, solicitando la adhesión de las autoridades locales; ante la negativa, saqueó los puertos de San José del Cabo, Todos Santos y Loreto, hasta lograr finalmente la adhesión de Baja California y, después, de Alta California.
Tras la independencia, se reorganizó el gobierno en las Californias. Se fortaleció la presencia de las rancherías y se ordenó la secularización del sistema misional, donde los dominicos mantenían una presencia mínima, con menos de diez frailes a cargo de las misiones del norte.
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