En Tijuana, entre corredores y atletas hubo un compañero especial llamado ‘Chicles’. Rescatado de las calles por su dueño, Héctor, cambió la vida de ‘Chicles’ para convertirse en el perro maratonista de la ciudad de Tijuana con pasos firmes y un corazón enorme.
La historia de ‘Chicles’ fue tan grande que incluso tiene un mural en su honor. Siendo un símbolo de amor, constancia y unión. Hoy, su espíritu sigue acompañando a quienes lo conocieron.