Gracias a los emojis, nuestras conversaciones digitales se enriquecen con expresiones visuales que trascienden las palabras. Sin embargo, estas expresiones no surgen por arte de magia ni por decisión de una sola empresa.
Detrás de cada nuevo emoji existe un proceso estructurado y coordinado por el Consorcio Unicode (Unicode Consortium, por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro encargada de estandarizar caracteres para que sean compatibles en todos los dispositivos y plataformas.
¿Quién decide qué emojis existen?
Según el Consorcio Unicode, cada año se reciben cientos de propuestas para nuevos emojis, pero solo una fracción logra ser aprobada para integrarse a la lista oficial. El proceso es riguroso y toma en cuenta factores como la frecuencia de uso prevista, la compatibilidad cultural y la relevancia social o inclusiva.
En años recientes, Unicode ha optado por aprobar un número más limitado de emojis, priorizando opciones inclusivas, como representaciones de personas con discapacidad, diversidad de género y expresiones culturales.
Además, el proceso incluye una fase de diseño para garantizar que el emoji sea fácilmente reconocible en tamaños pequeños y que su significado sea claro sin importar la cultura o idioma. Posteriormente, empresas como Apple, Google y Microsoft adaptan el diseño al estilo visual de sus respectivos sistemas operativos.
Este proceso garantiza que los emojis no solo sean divertidos, sino que también funcionen como un lenguaje universal digital, capaz de adaptarse a la diversidad cultural y a las necesidades cambiantes de comunicación.
Descubre las películas que se encuentran detrás de los emojis