Durante el invierno , no solo cambian las rutinas diarias y el clima, también se producen ajustes internos en el organismo que pueden pasar desapercibidos. Uno de ellos es el aumento de la presión arterial, un fenómeno que se repite cada temporada fría y que puede complicar el control de la salud cardiovascular , sobre todo en personas con factores de riesgo.
Respuesta del cuerpo ante el frío y aumento de la presión arterial
Cuando la temperatura desciende, el cuerpo activa un mecanismo de defensa para conservar el calor. Los vasos sanguíneos se contraen, proceso conocido como vasoconstricción, lo que incrementa la resistencia al paso de la sangre. Como resultado, el corazón necesita ejercer mayor fuerza para mantener la circulación, elevando las cifras de presión arterial. Investigaciones publicadas en Frontiers in Cardiovascular Medicine señalan que este efecto estacional se observa en distintas regiones y poblaciones, incluso con descensos moderados de temperatura.
Además del impacto directo del frío, el invierno suele modificar hábitos cotidianos. La Asociación Americana del Corazón advierte que en esta época disminuye la actividad física, aumentan los alimentos altos en calorías y se alteran horarios, incluidos los de la medicación. El consumo de alcohol durante celebraciones también puede influir negativamente en el control de la presión.
¿Quiénes son más vulnerables al aumento de la presión arterial durante el invierno?
Mayo Clinic agrega que el sedentarismo invernal favorece el aumento de peso y la resistencia a la insulina, factores asociados con cifras más elevadas. Los adultos mayores, personas con hipertensión, diabetes, enfermedad renal o antecedentes cardiovasculares son más vulnerables, ya que con la edad los vasos pierden elasticidad, según estudios del Centro de Salud Ocupacional y Ambiental de la Universidad de California en Davis.
El frío también puede alterar las mediciones. Especialistas recomiendan esperar al menos diez minutos en un ambiente templado antes de tomar la presión, para evitar lecturas elevadas transitorias. Dado que síntomas como cansancio o dolor de cabeza suelen atribuirse al clima, expertos en cardiología subrayan la importancia de no ignorar cambios persistentes y mantener seguimiento médico durante el invierno.
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