Olvídate de ir a la playa, pues en Jardín Dorado, Tijuana, la calle Roble ya tiene su propia piscina. Un hoyo dejado por obras inconclusas se llenó de agua y ahora vecinos lo miran como si fuera un nuevo atractivo turístico. A pesar de que las autoridades hicieron acto de presencia, nadie se ha encargado de terminar la obra, dejando que el “balneario callejero” siga abierto… con entrada gratuita y riesgo incluido.











