Mucho antes de que Hollywood creara a Chucky, ya existía un muñeco capaz de sembrar el miedo: Robert. Este inquietante juguete fue regalado a un niño en 1904 en Florida, y desde su llegada, los vecinos afirmaban escuchar risas, pasos y voces provenientes del muñeco.
Con los años, los relatos paranormales se multiplicaron, y hoy, Robert permanece tras una vitrina en un museo, donde los empleados juran que aún ocurren cosas extrañas a su alrededor.