Aunque su nombre suene curioso, se trata de una versión tijuanaense del clásico pork belly o panceta de cerdo, preparada con una irresistible capa crujiente por fuera y una carne jugosa y suave por dentro. Su toque especial está en la sazón, una fusión con influencias asiáticas que incluye salsa de soya, ostras, vinagre de arroz y un toque de jengibre.