En la búsqueda de alternativas más sanas y ecológicas, la piedra de alumbre ha irrumpido como desodorante natural de moda. Este mineral, extraído de vetas volcánicas, ofrece propiedades antisépticas y astringentes gracias a su principal componente: el alumbre de potasio.
A diferencia de los antitranspirantes convencionales, no obstruye el sudor, sino que crea una capa salina invisible que frena el desarrollo de bacterias responsables del olor corporal. Estudios de la Sociedad Venezolana de Farmacología y Farmacología Clínica y Terapéutica confirman su acción antimicrobiana y hemostática, razón por la cual se emplea tanto en cosmética como en remedios tradicionales.
¿Cómo elegir y maximizar la eficacia de la piedra de alumbre?
No todas las piedras de alumbre son iguales. Existen dos variantes: la natural, etiquetada como “potassium alum”, y la sintética, más reactiva e irritante. Para garantizar seguridad y eficacia, opta por la versión 100 % mineral completamente transparente o ligeramente blanquecina y libre de recubrimientos plásticos, fragancias, colorantes o alcohol.
El formato en bloque sólido resulta el más duradero y económico, aunque también puedes encontrarlo en polvo o solución líquida según tus preferencias.
Para potenciar su acción, aplica la piedra sobre la piel limpia y levemente húmeda, o mójala antes de usarla. Evita el contacto con metales oxidados y lávala con agua tras cada uso para eliminar residuos.
No la compartas y, si deseas un aroma personalizado, combina la aplicación con unas gotas de aceites esenciales antibacterianos.
Aunque no controla la transpiración como un antitranspirante convencional, su uso adecuado permite un control eficaz del mal olor durante hasta 12 horas, haciendo de la piedra de alumbre una opción sostenible y saludable para el cuidado personal.
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