¡Más de 42 m! Vali Graham, un hombre de 21 años que vive para los deportes extremos, quiso hacerse un récord en esto del “death dive” y se aventó desde una cascada de 42,5 metros en Minnehaha Falls, Nueva Gales del Sur (Australia), un salto de esos que quitan el aliento. Pero el plan se le salió de control: cayó de cabeza al agua de manera brutal y por poco no se salva.
El impacto fue impresionante. Se quebró el cráneo, la vértebra T11 y el esternón. Además, se llevó una buena conmoción cerebral y se le rompió un tímpano.
¿Qué es el “death dive” y por qué es tan peligroso?
El “death dive” es una disciplina extrema originaria de Noruega que consiste en saltar desde grandes alturas realizando acrobacias en el aire. Aunque parece una hazaña impresionante, esta práctica conlleva riesgos significativos. El agua, al igual que una superficie rígida, no amortigua la caída, lo que puede causar lesiones graves como fracturas óseas, daño a órganos internos y conmociones cerebrales.
La recuperación y lecciones aprendidas
A pesar de la gravedad de sus lesiones, Vali Graham logró sobrevivir y se sometió a dos cirugías. Poco después del accidente, compartió en sus redes sociales que había caminado 1,2 kilómetros hasta el vehículo donde lo esperaban sus amigos para llevarlo al hospital . Este incidente ha generado un debate sobre los límites del deporte extremo y la necesidad de medidas de seguridad más estrictas.
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