Ya casi es noche de “calaverita, calaverita”; los niños con sus disfraces recorriendo las calles con emoción… pero, como siempre, conviene echarle un ojo a los dulces antes de que empiecen a caerle encima al montón en Halloween. No es por ser aguafiestas, sino para que la pasen bien sin sustos.
¿Qué revisar en los dulces antes de que los niños los degusten?
- Empaque sellado: Asegúrate de que el dulce venga en su envoltura original, sin cortes ni agujeritos raros. Si parece que ya se abrió o que está manipulado, mejor descartarlo.
- Todo listo para comer: Si el envoltorio está roto, manchado, con alguna anomalía o se ve como que alguien ya lo abrió, no lo dejes pasar.
- Alérgenos y edad: Si tu peque tiene alergias, revisa bien la etiqueta. Y si es muy chiquito, ten más cuidado con caramelos duros o en formas que se puedan atragantar.
- Evita los caseros de desconocidos: Aunque muchas personas lo hacen con buena onda, es más seguro darte a que lo que coma venga de bolsa sellada y de un lugar que conozcas.
Señales de “algo no cuadra” en los dulces
- Empaque roto, agujeros o envolturas extrañas → “¿quién lo tocó ya?”
- Textura rara: si el dulce está pegajoso, se ve derretido, descolorido o se siente muy diferente → mejor desecharlo.
- Empaque que no reconoces o que parece de otra fiesta → “mejor ni lo pruebo”.
- Y, obvio: si tu hijo reacciona raro después de comer alguno, con hinchazón, erupción o dificultad para respirar → a los médicos, ya.
Unas recomendaciones para que todo termine chido en Tijuana
- No dejes que salga sólo el niño demasiado tarde; es mejor que lo acompañes o vayan en grupito.
- Una vez en casa, revisa el “botín” de dulces antes de que empiecen a darle duro. Así puedes separar los que están OK, los dudosos y los que ni modo, van a la basura.
- Pon el tope de la noche: cuántos dulces va a comerse esa jornada, y luego que los demás se repartan para días siguientes (o que use algún intercambio o “banco de dulces”).
- Aprovecha para que la noche sea divertida: disfraces, luces, vecindario bonito, no tanto “sólo dulces hasta el piso”. Así la experiencia no se reduce a comer sin filtro.
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