La señora Viridiana vivió una verdadera pesadilla cuando, tras 40 horas sin saber nada de su hija, decidió denunciar la presunta desaparición en Playa del Carmen. La joven había asistido a un concierto con permiso y la obligación de cuidar a su hermano menor. Sin embargo, aquel fue el último momento en que la familia tuvo contacto con ella. Presa del miedo, la madre se presentó ante la Policía Estatal y el DIF, pidiendo urgentemente apoyo para dar con sus hijos.
La búsqueda culminó de forma inesperada cuando las autoridades localizaron a la joven en la casa de su novio. Se comprobó que la adolescente había decidido ausentarse por voluntad propia, no había sido secuestrada. Al llegar al lugar, doña Viridiana estalló en llanto y reproches, gritando en un emotivo y tenso encuentro:
“¿Quieres marido? ¡Yo te lo busco, yo te caso!”. La presión emocional se apoderó de ella hasta perder el conocimiento, mientras la joven permanecía impasible.
No estaba desaparecida, estaba con el novio
El caso comenzó cuando la madre denunció la desaparición de su hija y su hermano ante las autoridades locales, luego de 40 horas de angustia sin noticias. La Policía Estatal y el DIF activaron protocolos inmediatos, desplegando esfuerzos que incluyeron entrevistas, revisión de cámaras y rastreo de posibles contactos. La colaboración ciudadana resultó clave para descifrar las pistas que finalmente condujeron a la casa del novio de la joven.
Reencuentro entre madre y hija desata fuerte confrontación
El hallazgo no fue lo que esperaba doña Viridiana. Frente a su hija, encontró una actitud distante. En un video filtrado en redes, se escucha:
“A mí, dime lo que quieras”, contestó la joven. La madre respondió a gritos: “Tú, cállate… Ya me tienes hasta la mad…”, y cuestionó: “¿Quieres marido? Si ya lo quieres… yo te caso”. La tensión llegó a tal grado que doña Viridiana se desvaneció de la impresión y el cansancio emocional.
El suceso ha generado debate en redes sociales: ¿fue un error denunciar sin antes asegurarse de su bienestar? ¿O fue un acto de protección instintiva de una madre asustada?
El caso pone en evidencia la importancia de la comunicación entre padres e hijos y la necesidad de educación emocional. Al final, ambos regresaron a casa sanos, aunque con una herida emocional que aún debe sanar.
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