Antes de consolidarse como municipio en 1995, Playas de Rosarito ya contaba con una rica historia que mezclaba tradiciones, turismo y cultura.
Desde su paso como parte de Ensenada y posteriormente de Tijuana, hasta ser considerado un punto clave del surf y la gastronomía, Rosarito acumuló varias curiosidades que marcaron su identidad mucho antes de alcanzar la independencia administrativa.
De Ensenada a Tijuana: el camino hacia su independencia
En sus orígenes, Rosarito formaba parte de Ensenada, bajo el nombre de Rancho El Rosario, una zona ligada a las primeras demarcaciones coloniales. Más tarde, para 1953 se integró como delegación del naciente municipio de Tijuana.
Pero sería hasta 1995, tras casi 40 años, que se convertiría en el quinto municipio de Baja California.
Primeros pobladores y vida seminómada
Mucho antes de la llegada de los colonizadores, la región fue habitada por grupos seminómadas que se dedicaban a la recolección de semillas, plantas y hierbas, además de la pesca y la caza estacional.
Los kumiai, en particular, dieron nombre al lugar a Huacuatay o “Casa grande” y aprovecharon la costa como fuente de alimento y refugio.
Rosarito, destino turístico antes de ser municipio
Incluso antes de su independencia, Rosarito ya era un referente turístico. Lugares como la Cantina La Paloma, el Hotel Rosarito y la langosta estilo Puerto Nuevo atrajeron visitantes nacionales y extranjeros.
Además, sus playas se posicionaron como un punto clave para el surf, siendo reconocidas como la “Cuna del Surf en Baja California”.
Cine y entretenimiento en Rosarito
Otro aspecto que destacó a la región fueron sus aportaciones al mundo del cine. Los estudios de filmación instalados en la zona recibieron producciones internacionales, entre ellas la película Titanic, lo que colocó a Rosarito en el mapa global de la industria cinematográfica.
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