Frente a las oficinas de la Policía de Tijuana, unas escaleras parecen haber sido diseñadas para atletas extremos: saltos, resbalones y maniobras de esquiva entre bolsas de basura y restos de comida.

Lo curioso es que llevan más de un año como campo de entrenamiento urbano, poniendo en jaque a cualquier transeúnte que se atreva a subirlas sin convertirse en protagonista involuntario de un espectáculo de riesgo… y con un toque de olor a aventura.