Los fenómenos astronómicos siempre despiertan curiosidad, y dos de los más conocidos son los equinoccios y los solsticios. Aunque ambos marcan cambios importantes en el calendario, tienen diferencias claras relacionadas con la posición de la Tierra frente al Sol.
Las notables diferencias entre un equinoccio y un solsticio
El equinoccio ocurre dos veces al año, en marzo y septiembre, cuando el día y la noche tienen prácticamente la misma duración en todo el planeta. Esto sucede porque el Sol se encuentra exactamente sobre el ecuador terrestre, iluminando ambos hemisferios por igual.
El equinoccio de marzo marca el inicio de la primavera en el hemisferio norte y el otoño en el sur; mientras que el de septiembre da inicio al otoño en el norte y a la primavera en el sur.
Por otro lado, el solsticio ocurre en junio y diciembre, y representa el punto máximo de inclinación de la Tierra respecto al Sol.
Durante el solsticio de junio, el hemisferio norte recibe más luz solar, lo que da lugar al día más largo del año y al inicio del verano. En cambio, en diciembre ocurre lo contrario: es el día más corto en el norte y comienza el invierno.
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