Observar el cielo estrellado puede ser un espectáculo fascinante, sobre todo cuando logramos distinguir que no todas las estrellas brillan igual: algunas parecen rojas, otras amarillas y unas más azuladas. Pero ¿qué determina ese color y qué nos revela sobre ellas?
Estos son los colores que poseen las estrellas y su significado
El color de una estrella está directamente ligado a la temperatura de su superficie. Las más frías, con temperaturas entre 2100 y 3400 °C, emiten un tono rojizo, mientras que las más calientes, que pueden superar los 100,000 °C, se perciben azules. En este rango intermedio se encuentran las estrellas amarillas, como nuestro Sol, que alcanzan entre 4900 y 5700 °C.
La edad y el ciclo vital también influyen en el matiz. Una estrella roja, como Antares, está en la etapa final de su vida; en contraste, una estrella azul como Vega es más joven, masiva y hasta 40 veces más brillante que el Sol.
A simple vista, muchas estrellas parecen blancas porque la baja luminosidad no activa completamente los conos de nuestra retina. Sin embargo, con binoculares o telescopios es posible apreciar mejor sus auténticos colores.
Los astrónomos clasifican las estrellas en diez tipos de la O (las más calientes) a la Y (las más frías), lo que permite entender mejor la diversidad del universo y la evolución estelar.
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