En el Acuario del Pacífico, en Long Beach, California, la atención de visitantes y amantes de la vida marina se centra en un habitante muy especial: Ghost, un pulpo gigante del Pacífico que atraviesa la etapa final de su vida.
El cefalópodo, que ha dejado huella en miles de personas, puso huevos a principios de esta semana, entrando en la fase llamada senescencia, un ciclo natural en el que los pulpos dedican su última energía a proteger su descendencia.
Durante este tiempo dejan de alimentarse y concentran sus esfuerzos en airear los huevos y mantenerlos libres de bacterias. Sin embargo, en el caso de Ghost, estos no fueron fecundados y nunca llegarán a eclosionar.
El impacto de Ghost en visitantes del acuario
Pese a ello, el cariño del público ha sido evidente. En redes sociales, muchos recuerdan haberlo visto en sus visitas al acuario; algunos incluso compartieron que llevan tatuajes en su honor o prendas con su imagen.
“Es un pulpo maravilloso y ha dejado una impresión de ocho brazos en todos nuestros corazones”, publicó el acuario en Instagram.
En la naturaleza, los pulpos gigantes del Pacífico viven de forma solitaria y solo se encuentran para reproducirse. Ghost, aunque no tendrá crías, se despide rodeado de afecto, convertido en símbolo de asombro y ternura.
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