Las personas que sufren la enfermedad de Ménière sin cura enfrentan episodios intensos que afectan su equilibrio y audición, sin que exista una solución definitiva. Esta afección del oído interno provoca vértigo, tinnitus, sensación de oído congestionado y pérdida auditiva, afectando la calidad de vida de millones. En esta nota exploramos en profundidad qué es, cómo se diagnostica y qué opciones existen para controlarla.
A pesar de no tener cura definitiva para la enfermedad de Ménière, hay tratamientos y cambios en el estilo de vida que pueden reducir la frecuencia e intensidad de los síntomas. Conocer los signos y recibir una evaluación médica oportuna permite controlar mejor los episodios y mejorar la vida diaria.
¿Cuáles son los síntomas de la enfermedad de Ménière sin cura más comunes?
La enfermedad de Ménière sin cura se caracteriza por cuatro síntomas principales:
- Vértigo intenso: episodios repentinos que duran entre 20 minutos y varias horas, con náuseas, vómito y sudoración, incluso caídas en crisis otolíticas de Tumarkin.
- Tinnitus o zumbido en el oído: un timbre continuo o percepción de ruido interno, que a menudo precede al vértigo .
- Pérdida auditiva fluctuante: se compromete inicialmente un oído, con pérdida de sonidos de baja frecuencia y recuperación parcial entre episodios, pero tiende a empeorar con el tiempo .
- Sensación de llenura en el oído: presión o congestión que precede o acompaña otros síntomas.
Además, algunas personas experimentan desequilibrio crónico, dolor de cabeza y nistagmo (movimiento involuntario de los ojos) durante los ataques.
¿Cómo se realiza el diagnóstico de la enfermedad de Ménière sin cura?
No existe una prueba única que confirme la enfermedad de Ménière sin cura, así que el diagnóstico se basa en criterios clínicos establecidos:
- Al menos dos episodios espontáneos de vértigo de 20 minutos a 12 horas.
- Pérdida auditiva documentada en rango bajo a medio en el oído afectado.
- Síntomas fluctuantes relacionados con la audición: tinnitus, pérdida auditiva o sensación de presión.
- Exclusión de otras patologías vestibulares o neurológicas por medio de resonancia magnética o tomografía computarizada .
Este enfoque integrador permite distinguir la enfermedad de trastornos similares como la migraña vestibular o ataques isquémicos transitorios .
Opciones de tratamiento para enfermedad de Ménière sin cura y control de síntomas
Aunque no hay curación, existen múltiples estrategias para manejar la enfermedad:
Tratamientos médicos y estilo de vida
- Dieta baja en sodio (entre 1,000 y 2,300 mg/día), limitación de cafeína, alcohol y abandono del tabaco ayudan a reducir la retención de líquidos.
- Diuréticos (como hidroclorotiazida) y betahistina pueden aliviar vértigo y mejorar el flujo sanguíneo en el oído interno.
Medicamentos sintomáticos
- Antivertiginosos como meclizina, dimenhidrinato, diazepam y prometazina para atacar el vértigo, náuseas y mareos.
Terapia de rehabilitación vestibular
- Ejercicios para mejorar el equilibrio entre crisis reducen efectos crónicos y fortalecen la adaptación vestibular.
Inyecciones intratimpánicas
- Gentamicina intratimpánica controla el vértigo en aproximadamente el 90 % de los casos donde falla el tratamiento médico, aunque con riesgo de pérdida auditiva adicional.
- Corticoides como dexametasona son alternativa con menor riesgo auditivo.
Cirugía
- Descompresión del saco endolinfático para reducir la presión del líquido endolinfático.
- Laberintectomía o sección del nervio vestibular en casos severos con audición ya deteriorada, buscando eliminar el vértigo a costa de audición
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