Tú ya lo dabas por terminado. El cubrebocas estaba guardado y las noticias sobre COVID-19 parecían cosa del pasado. Pero ahora, una nueva alarma sanitaria ha comenzado a sonar. Una variante recién detectada en Estados Unidos, con nexos directos a un brote en China, ha activado las alertas de autoridades sanitarias y expertos en salud pública alrededor del mundo. Y tú, estés donde estés, necesitas saber por qué esto sí te puede afectar.
¿Qué es la variante NB.1.8.1 y por qué preocupa?
La variante NB.1.8.1 del SARS-CoV-2 fue confirmada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) en viajeros internacionales que arribaron a aeropuertos de California, Washington, Virginia y Nueva York. Aunque por ahora se han identificado menos de 20 casos, su aparición coincide con un aumento de contagios en China y Hong Kong, lo que ha encendido las alarmas globales.
Esta subvariante es parte de la familia JN.1, descendiente directa de la cepa Ómicron. Lo que la hace preocupante no es que sea más grave —hasta ahora no hay evidencia de que lo sea—, sino su potencial de propagación silenciosa. Las autoridades estadounidenses explicaron que, si su circulación se incrementa, será añadida al panel de vigilancia nacional, lo que implicaría una posible reorganización de las estrategias de prevención y vacunación.
Además, la variante ha sido detectada también en India, donde otro sublinaje, LF.7, ha comenzado a circular de forma paralela. Todo esto ha llevado a países asiáticos a retomar ciertas restricciones, como el uso de mascarillas en espacios cerrados para grupos vulnerables.
¿Cómo podría impactar esta variante a Baja California?
Vivir en Baja California o estar planeando un viaje a esta región fronteriza implica prestar atención a lo que ocurre en California, EE. UU., donde ya se han detectado casos de NB.1.8.1. Dado el tránsito constante entre ambos lados de la frontera, es posible que esta variante cruce sin ser detectada si no se refuerzan los protocolos de monitoreo y detección.
El Aeropuerto Internacional de Tijuana, así como los cruces fronterizos de San Ysidro y Otay, podrían ser puntos clave para la entrada del virus. Aún no hay restricciones específicas, pero las autoridades sanitarias mexicanas podrían tomar medidas preventivas si el número de casos en el sur de California aumenta.
Además, las condiciones de salud pública y el acceso a atención médica varían en la región, por lo que un brote podría tener consecuencias desproporcionadas.
Un dato adicional a considerar: según el último informe de la Secretaría de Salud del estado, Baja California ha registrado un repunte leve en casos de enfermedades respiratorias desde abril, aunque no todos están relacionados con COVID-19. Este escenario podría complicarse si se introducen nuevas variantes sin vigilancia adecuada.
¿Hay que preocuparse ya o prepararse con calma?
La buena noticia es que, según los CDC, los niveles de hospitalización y visitas a urgencias por COVID-19, influenza y virus respiratorio sincitial (RSV) siguen siendo bajos en todo Estados Unidos. Sin embargo, esto no significa que puedas bajar la guardia.
La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) ya evalúa reformular las vacunas para la temporada 2025-2026, enfocándose en nuevas subvariantes dominantes como LP.8.1. Los expertos coinciden en que, aunque NB.1.8.1 no parece más agresiva, su capacidad para escapar parcialmente de la inmunidad podría requerir un refuerzo específico en los próximos meses.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por su parte, continúa pidiendo a los países que mantengan y fortalezcan sus sistemas de vigilancia genómica. Aunque NB.1.8.1 aún no ha sido clasificada oficialmente, su parentesco con Ómicron sugiere que puede ser transmisible, especialmente en contextos de movilidad alta como las vacaciones de verano.
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